viernes, 26 de julio de 2013

Y para finalizar...,un poco de poesía

Como ya sabéis algunos de vosotros, queridos lectores, Brick y el olivo 33, se cierra con la despedida del juez Berruguete; una despedida muy peculiar que me obligó a hacer fluir el estilo novelesco hacia el lenguaje poético, y con la que disfruté especialmente.
Quisiera con éste último post de despedida, en el que algunos personajes dan rienda suelta a su vena lírica, poner punto y final al blog de la novela, y como dijo el poeta, apuntaros al pecho con un arma cargada de futuro expansivo. No temáis, sus balas no hacen daño; alguna pequeña herida en el alma, si es necesario, como mucho. Ahí van, una detrás de otra, directas a vuestros corazones, con amor. No os mováis, no vaya a errar el disparo.
Adiós. Me voy, que tengo algo urgente que escribir. Mi segunda novela se llamará…Bueno, ya os lo diré. Un abrazo y gracias.

Los gustos poéticos del subinspector Joe Molina:

Mas a pesar del tiempo terco,
mi sed de amor no tiene fin;
con el cabello gris, me acerco
a los rosales del jardín...
Juventud, divino tesoro,
¡ya te vas para no volver!
Cuando quiero llorar, no lloro...
y a veces lloro sin querer...

Canción de otoño en primavera, Rubén Darío

¡Alto el tren¡ Parar no puede.
¿Ese tren adónde va?
Por el mundo caminando.
En busca del ideal.
¿Cómo se llama? Progreso
¿Quién va en él? La humanidad.
¿Quién lo dirige? Dios mismo.
¿Cuándo parará? Jamás

El tren eterno, Manuel de la Revilla (mi homenaje a Eusebio Romera Rubio)

La admiración machadiana del juez Berruguete:

¿Soy clásico o romántico? No sé. Dejar quisiera 
mi verso, como deja el capitán su espada: 
famosa por la mano viril que la blandiera, 
no por el docto oficio del forjador preciada.

Retrato, Antonio Machado

Eduardo Gracia, granadino y lorquiano:

Verde que te quiero verde
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.

Romance sonámbulo, Federico García Lorca

Lo que te quiero a ti yo
Quiero que lo sepas bien
Por ver si tu corazón
Se te ablanda alguna vez
Y comprendes la razón de mi amargo padecer.
Dicen que la Petenera
cuentan que la Petenera
pasó dolores de muerte
más grandes los paso yo
mare de mi corazón
que no me dejen ni verte
estoy muriendo de amor.

Peteneras, Fosforito.

Remix poético de los elogios de Machado a sus amigos, el singular homenaje y despedida del juez Berruguete:

Amigo de sus amigos infinitos, de los que se fueron y de los que se quedaron, de a los que anteponía el don y de los que a no:

De don Francisco, el rondeño que se fue por una senda clara, diciéndole: “Hacedme un duelo de labores y esperanzas. Sed buenos y no más, sed lo que he sido entre vosotros: alma”.
De los don Ramón: del gallego de la “plúrima barba” que al pecho le caía; y del asturiano, al que “el mar polisonoro y el sol de Homero le dieron ancho ritmo” e idea clara.
De don Miguel y de Pío, valerosos vascos donde los haya. El bilbaíno: “Gigante ibérico…, jinete de quimérica montura, metiendo espuela de oro a su locura, sin miedo de la lengua que malsina”. El easonense: siempre atrás con las manos entrecruzadas, inclinándose al pasear sobre la tierra, “todo el mundo a su paso senda nueva, camino por desmonte o por ruina”.
De José, el madrileño, el joven “meditador de otro Escorial sombrío…, el dilecto de Sofía”, el arquitecto de las palabras.
De José Augusto, el alicantino por adopción manchego. Tú, “que guardas tu alma íbera, tu corazón de fuego, bajo el recio almidón de tu pechera…. ¡Oh tú, Azorín, escucha: España quiere resurgir, brotar toda una España empieza!”
De Rubén, el español americano y ciudadano del mundo, “jardinero de Hesperia, ruiseñor de los mares, corazón asombrado de la música astral…”, príncipe de las letras castellanas, corazón de todas las Españas.
De Juan Ramón, el moguereño, músico de las palabras con su lira franciscana: “El jardín tiene una fuente y la fuente una quimera…”. Cantaba una voz doliente, alma de la primavera.”
De Federico, el de La Fuente en la Vega de Granada, el joven poeta asesinado: “Labrad, amigos, de piedra y sueño en el Alhambra, un túmulo al poeta, sobre una fuente donde llore el agua, y eternamente diga: ¡el crimen fue en Granada!, ¡en su Granada!”

Mi homenaje particular a don Antonio Machado:

Uno: elogio

Reposa aquí para siempre, Poeta del pueblo. Así lo quiso la Señora de la calavera en mano, a la que nunca tuviste miedo. Aquí, tan cerca y tan lejos de tu amada patria, envuelto en una sencilla sábana, en un rincón de pobres, ajeno al fastuoso panteón. Verdaderamente ligero de equipaje. Para morir no necesitabas más, ¿verdad? Un cementerio pequeño en un pueblo pequeño. Una minucia sin importancia para un poeta universal que tiene al mundo por hogar. Nada que reprocharte Maestro. Una vida plena, una merecida muerte.

Dos: Un poemario que me gustaría escribir

Amanece en las tierras de España

Y que necesariamente tendría que empezar así:

Estos días azules, este sol de la infancia…

Tres: Un soplo de aliento desde el más allá a los jóvenes de hoy

Tú, juventud más joven, si de más alta cumbre
la voluntad te llega, irás a tu aventura
despierta y transparente a la divina lumbre,
como el diamante clara, como el diamante pura.

Una España joven, Antonio Machado

Breve reflexión lírico político social final: porque sí, porque me da la gana y porque me quiero mojar.

¿Qué esperar, qué pedir? Fidelidad a mi mismo, sí. Mirar de frente a las gentes del pueblo, sí. Que mis ojos reflejen verdad, también. Revolución, refundación democrática. Una necesidad; ya, ahora. Para acabar con el engaño bajo el que vivimos, el engaño permanente de los que se ocultan tras sus caretas de falsos demócratas. La gran revolución del siglo XXI, la del cambio radical y pacífico de las instituciones políticas, económicas y sociales que alumbrará una nueva democracia. Llega el momento de hacer nuestras las afrentas y el sufrimiento de los más débiles, de la solidaridad, del bien común y la justicia. Es el momento de poner al servicio del pueblo nuestras manos de artesanos y todo nuestro entendimiento, de renunciar al borreguismo de las masas, de enterrad para siempre el machete que guardamos temerosos bajo la almohada, por si acaso, de amar la paz y no la guerra, de apuntar al pecho de los otros únicamente con un arma cargada de futuro. ¿Pero a qué estamos? ¡Usémosla coño¡


martes, 23 de julio de 2013

Y ya me voy despidiendo... Las canciones

Reconozco que no entiendo otra forma de intentar acercarse a la obra de arte que no sea el sufrimiento espiritual, el inconformismo en el proceso creativo personal. Creo firmemente que es al final de este proceso dónde cada uno acaba, si no encontrando, atisbando algo lo más parecido a la Verdad. Su Verdad, claro, la que ve confrontada con la de los demás, la que le hace seguir dudando, y, a la postre, avanzar en el conocimiento. Ocasionalmente, para apoyar este proceso, los personajes de Brick y el olivo 33 manifiestan su alegría o su tristeza a través de la música, utilizándola como forma de transmisión de los sentimientos que experimentan en algunos efímeros instantes de placer vital. Para mí, folclorista de la cosa literaria, es un arte que me sirve como complemento armonioso a mis disquisiciones y elucubraciones mentales, como también recurro puntualmente a otras manifestaciones artísticas como la poesía, la pintura y el cine, buscando, en su justa medida, reforzar, engrandecer o magnificar el relato novelesco. Supongo que, en función de la empatía artística de un publico lector heterogéneo en edad y gustos estéticos, en ocasiones lo conseguiré, y en otras no.
Quisiera en este penúltimo post dejar a un lado la literatura, el pensamiento filosófico y hasta la metafísica, para disfrutar junto a vosotros y los personajes de Brick y el olivo 33 de algo de buena música. Elegid, creo que hay suficiente variedad.


Jana en un momento de ensoñación nostálgica, bailando con Eduardo.
Our Town, Iris Dement

Kozlov, seguro de su impunidad, desde su futurista mirador acristalado, disfrutando poderoso y dominador del espectáculo de un mar embravecido. Como Leonardo di Caprio en Titanic: el rey del mundo.
Himno de la Unión Soviética, coro oficial del Ejército Rojo

Joe Molina y su madre contemplando a La Buena Muerte hecha un Cristo, a hombros de la legión; homenaje a Málaga.
El novio de la muerte, cuplé de Fidel Prado y Juan Costa

La afición folclórica de Eduardo Gracia

La melodía que se reproduce en la mente del juez Berruguete contemplando a Lena y a su familia en el parque, momento en el que el crepitar de las hojas de los árboles agitadas por la tenue brisa mediterránea cesa, las golondrinas se aquietan en su incesante piar, y las contagiosas risas de Lena y su hijo quedan flotando en el aire.
Aleluya, Leonard Cohen

Ensoñación y éxtasis final de Jana, previa a su despedida de la historia.

domingo, 14 de julio de 2013

Justicia y periodismo. Los hunos y los hotros.



En estos duros momentos de tristeza y dolor en el alma, en el que sólo cabe asirse con firmeza a la tabla de salvación que nos impida perecer en el naufragio de tanta calamidad en nuestra querida España, los que tenéis la suerte de creer en la Providencia ya gozáis de la necesaria serenidad del espíritu; los que no experimentamos tal don, tendremos que conformarnos con intentar vivir con los valores simplemente humanos, que no es poco, que nuestros padres nos transmitieron. En el fondo, los unos y los otros nos aferramos a una misma cosa, a lo básico, a lo esencial, a lo que puede dar sentido a nuestra vida como seres humanos: la filantropía, la verdad, el perdón, la misericordia, la piedad…
Momentos como estos son buenos para hacer balance vital. ¡Pobre del que nunca lo haya hecho! Es la hora de tomar conciencia de nuestra pequeñez intrínseca, de nuestra naturaleza humana, de nuestras miserias e imperfecciones, de pedir Perdón, de elegir el camino correcto, el único camino posible para quien anhele vivir en auténtica libertad. Es el momento de mostrar sin ambages la Verdad, de reparar los daños si es posible, de limpiar el alma en profundidad, de dar una oportunidad a nuestros hijos. El momento de construir junto a ellos una sociedad cuya meta no sea la competición, el éxito, el poder y el dinero, sino el fomentar los valores humanos, la conversación pausada, el diálogo entre individuos y el vivir con dignidad.
Esto es algo que nunca entenderán ni los “hunos” ni los “hotros”, los amantes del espectáculo bochornoso y del circo mediático que se complacen en la humillación y en el insulto, los que buscan la compra de las voluntades de jueces y periodistas, los que abren la boca sólo para mentir o la cierran para corromper la verdad con el más ignominioso de los silencios, los que no dudan en lanzarse a degüello a por quienes antaño llamaban amigos, amenazando con vileza a sus familias al más puro estilo mafioso; los que se arrogan la condición de juez y se aseguran con precisión de matarife los chivos que han de sacrificarse y pagar por anticipado sus culpas, y, de paso, la de todos. Los “hunos” y los “hotros” que deberían mirarse en el espejo de sus propias miserias, responsables de la podredumbre moral colectiva y de la ruina y entontecimiento de España, ¿verdad don Miguel?
Lo siento, que el Dios en que muchos creéis, si es que existe, me perdone, por desearles en estos momentos a los hunos y los hotros, la mitad del dolor que siento. ¡Malditos sean!

lunes, 8 de julio de 2013

Niko Kozlov y Toni Soprano, tres de series

Reconozco que el recurso a la intriga mafiosa es algo que utilizo en Brick y el olivo 33 para enganchar al personal. Por lo que me contáis algunos, creo haber conseguido el objetivo, aunque claro, a los amantes de la novela negra negrísima (la mía tan sólo lo es en parte), como algunos de mis amigos, les hubiese gustado que mi mafioso fuese más malo de lo que lo pinto.
Vamos a ver, queridos, y respetando las diferentes sensibilidades lectoras que tenga cada cual, que para eso cada uno es hijo de su padre y de su madre. ¡Joder tíos!, su primer asesinato, en su añorado Moscú, fue golpeando salvajemente a un tipo con un bate de béisbol en el cerebro hasta reventarle los sesos, seguido de innumerables trabajitos para el gran capo, sin hacerle ascos a ningún tipo de procedimiento ni armamento ilícito imaginable. Eso de jovencito, mientras iba cogiendo experiencia profesional, antes de emigrar a la Costa del Sol y fundar su propio imperio criminal, dedicándose a las honorables actividades del tráfico de seres humanos para el ejercicio de la prostitución, narcotráfico, corrupción de políticos y blanqueo de dinero. Por no hablar de la forma deleznable en que trata a las pobrecillas prostitutas gemelas del Vergier y el procedimiento macabro que urde para intentar deshacerse de ellas (confieso que manejé alternativas más clásicas, como tirar los cuerpos al hormigón fresco de una obra, cortarlos en pedacitos y esparcirlos en el mar para alimentar a los pececillos, o simplemente depositarlos en un estercolero). Para completar el amable perfil de mi mafioso, os recuerdo, majetes, que el muy hijo de puta se carga a sangre fría a tres seres humanos, dos de ellos miembros de la misma familia, secuestrando de una tacada a otros tres con la intención, igualmente, de hacerlos desaparecer de este mundo cruel.
Vamos, un santo mi Nikolay Kozlov. San Nikolay, le llamaré en vuestra presencia, queridos Luis y Sergio. Creedme, de santo nada, es malo, muy malo. No os fíes ni un pelo de él.
Otra cosa es que os hubiese encantado ver reflejado en Nikolay Kozlov a Toni Soprano. ¡No te fastidia! Y a mí, pero me temo que entre David Chase y Manuel Bárcenas (por cierto, éste último para los que no os habéis coscado hasta la fecha utiliza indistintamente el seudónimo de Pilar Sivón) existen mares de distancia en genialidad. Ya me gustaría, ya… Entono el mea culpa por haberos creado tales falsas expectativas. Reconozco que forcé, no tengo muy claro hasta que punto conscientemente, algunos perfiles y psicologías. Por ejemplo, que el personaje de la teniente de la Guardia Civil, Gloria Sánchez, fuese un admirador de la serie Los Soprano y sucumbiese a los cantos de sirena del mafioso Toni, haciendo que fuese licenciada en psicología, y hasta que tuviera una pasajera fantasía sexual creyéndose la doctora Melfi; o que la descripción física de Nikolay, un tipo alto, robusto y medio calvo, transmitiese una apariencia física de afabilidad que contrastase con sus inconfesables y sucios negocios, a la manera de Toni Soprano; o que Kozlov fuese un consumidor habitual de puros de vitola esplendidos y gran longitud, mostrándole a posta al estilo hortera de Los Soprano, gordo, en bata y zapatillas de andar por casa, con las piernas cruzadas luciendo unas blanquísimas pantorrillas….Mea culpa.
En lo demás, he procurado utilizar un cliché lo mas creíble posible para un mafioso que se precie de ello: residencia en una lujosa mansión, tendencia natural a la maldad y a corromper voluntades, jefatura de un clan familiar, negocio de prostitución e impotencia para ver en la mujer algo distinto a un objeto de deseo sexual…En fin, lo común de los que se dedican al oficio criminal, en mi caso personalizado en un malvado de origen ruso. Frente al glotón de Toni Soprano, exhibiéndose exultante en toda su basteza y tosquedad en camiseta de tirantes, mi Nikolay es mucho más refinado. Nada de entrañables, cotidianas y paralelas  vidas familiares enfrentándose después de un duro día de trabajo en sus negocios, con los problemas de sus hijos en los estudios o metiendo la nariz en sus amoríos. Y por supuesto, ni se plantea ir a un psicólogo. ¡Qué barbaridad, qué incongruencia, qué dislate en un mafioso de pro!
Y ahora dejando bromas aparte, al margen de clichés y originalidades, lo que a mi, particularmente, me acucia a estas alturas del análisis, es el por qué a la gente decente les gusta la vida de estos tipos tan malos. ¿Cómo es posible que a la teniente de la Guardia Civil, Gloria Sánchez, le atraiga un tipo tan desagradable como Toni Soprano? ¿Qué puede ver en un garrulo como ese una diligente ama de casa y excelente policía? ¿Será su espectacular físico? Porque espectacular es, musculoso y fibroso no, pero espectacular…
Yo creo que la respuesta está en la propia naturaleza humana. La mayoría creemos en la bondad del ser humano, en la vida en sociedad y en la colaboración entre individuos como una necesidad, pero al mismo tiempo, también somos plenamente conscientes de su potencial de maldad. El Yin y el Yang existencial que lo complementa todo. Al menos, así explico yo, la empatía amable que me causa el hijo de puta de Toni Soprano, que después de acribillar, descuartizar y tirar los trocitos de su mejor amigo al mar, es capaz de llegar a su casa y decirle algo bonito a su mujer o ponerse a ver una película con sus hijos. Me encanta verle acudir a la doctora Melphi a contarle sus debilidades y espero, ya sé que vanamente,  que ésta logre meterle en vereda y le enseñe el camino moral correcto. Me resulta fácil conectar directamente con su aspecto bonachón, su carácter campechano, su alma de delincuente en constante arrepentimiento, sabiendo que lo que hace esta mal y que existe algo llamado bien, al que nunca podrá llegar, procurando encontrar una justificación, como buen latino, refugiándose en la familia.
Y puestos a encontrar un sentido a las cosas, me pregunto que tiene de gracioso aplaudir a estos mafiosos de la pantalla, cuando su presencia en el mundo real cada vez es más patente y siniestra. En Brick y el olivo 33 trato de transmitir esta idea. En mi opinión, la mafia internacional actual cada vez más busca un mayor refinamiento, mostrar una cara de legalidad. Es lo que hace Nikolay Kozlov, cuando apuesta por su nueva Las Vegas de la Costa del Sol, haciendo que las autoridades a las que corrompe le vendan el producto políticamente, y hasta logrando la implicación de una sociedad pública promovida por la mismísima Junta. O utilizando las tarjetas cibernéticas de prepago que la banca internacional pone a su disposición, recogiendo ésta de paso, sin ningún tipo de escrúpulos, las migajas de oro del uno por ciento del ingente tráfico de drogas, armas y prostitución, del distinguido cliente señor Kozlov.
Pero lo más grave de la realidad de nuestros días, y que la crisis está evidenciando con suma transparencia, es la existencia de una peligrosa convergencia en los paraísos fiscales del dinero procedente de una doble globalización mundial: la de los mercados financieros y la del crimen organizado. Sí, el lugar donde convergen las grandes fortunas del mundo y las mafias internacionales es el mismo, con el agravante de que estas últimas buscan revestirse de una imagen de legalidad controlando las más variopintas actividades económicas, y su poder financiero es ya más que suficiente para hacer tambalear a su antojo la estabilidad de muchas endeudadas democracias.
En fin, que queréis que os diga. La ficción de los Soprano o de los Kozlovs, como entretenimiento y como reflexión filosófica sobre la vida, la muerte, el bien y el mal, me parece un ejercicio mental sano. Otra cosa son los Tonis y Nikos que andan por ahí fuera condenando a otros a vivir sin esperanza. Esos no me hacen ni puta gracia. Entre ellos se encuentran los responsables de la debacle económica y moral, y en mi opinión, tienen una responsabilidad criminal a la que tarde o temprano tendrán que enfrentarse. Por decencia y justicia. Y porque la vida no puede ser un par de calcetines, ¿verdad, James Gandolfini? Descansa en paz.


miércoles, 3 de julio de 2013

Radio Nederland Wereldomroep y Doctor en Alaska, dos de series


El primer trabajo de Jana López como periodista lo ubiqué geográficamente en Amsterdam, en la joven emisora independiente Radio Nederland News. Allí hice que fuese conociendo los entresijos del oficio como responsable de un sencillo programa de selección musical, para que fuera cogiendo experiencia, antes de decidir ascenderla y asumiera nuevos retos profesionales. Periodista de investigación, nada más y nada menos, que acabaría siendo. ¡Y del Digital Times!, que no es moco de pavo. Si se lo llegan a decir en aquel momento, no se lo hubiese creído.
Como los dos somos admiradores de la maravillosa serie de David Chase, Northern Exposure (Doctor en Alaska en su traducción española) y de Chris Stevens, el genuino locutor de radio, filósofo, expresidiario, y predicador especializado en bodas, bautizos y funerales, no me costó mucho hacer que Jana se sintiera a gusto en el interior de su cubículo de trabajo, con los cascos puestos y la cabeza apoyada en las manos, observando el pasar de las barcas por el canal y el ajetreo vital del barrio, mientras daba rienda suelta a su imaginación y cavilaba sobre mil y una cuestiones filosóficas entre canciones. Con aquella sensación placentera, los dos descubrimos algo que ya sospechábamos: que la música, la poesía y el pensamiento filosófico, hacían fluir con naturalidad nuestros pensamientos más íntimos, sin avergonzarnos el compartirlos con gente a la que no veíamos.
Como Jana es una chica lista y no quería quedarse anquilosada en el pasado, no tuvo ningún inconveniente en aceptar mi propuesta de especializarse en periodismo de investigación en un medio digital. Al fin y al cabo, le dije, sólo cambia el medio de trabajo, no tú esencia como periodista. Si el futuro era internet y el periodismo en gran parte es investigación, era lo más coherente con nuestro objetivo compartido: agitar conciencias; Jana, a través del ejercicio de su profesión en libertad; yo, contando una historia de nuestros días.
Como siempre, llegamos a un acuerdo razonable, permitiéndole que se despidiera todo lo nostálgicamente que quisiera de aquella época de su vida que tanto la había enriquecido profesional y personalmente. Adiós a la eclosión de tulipanes en primavera, a ir a trabajar en bicicleta aún en días de clima inhóspito, a su barrio de las nueve calles con sus encantadoras tiendas de ropa de segunda mano y sus acogedores restaurantes, a las visitas al mercado de flores flotantes de Singel y a las cenas a la luz de las velas en los barcos del canal.
Casualidades de la vida, a la fecha en que el autor ponía el punto y final a Brick y el olivo 33, Jana y yo nos enteramos con tristeza de los recortes en el prestigioso Departamento Latinoamericano de Radio Nederland Wereldomroep, en el que se inspira su primera experiencia profesional. Lo mismo que había ocurrido con La Voz de Alemania de Radio Deutsche Welle, con BBC Mundo Radio o en otras muchas radios de difusión internacional. El inexorable avance tecnológico, el mayor acceso democrático a la información que supuso antaño la onda corta y la vieja rueda del dial de millones de transistores, universalizado ahora a través de un simple clic. ¿Inevitable? Posiblemente; como la invención de la rueda, del arado, la imprenta o de la máquina de vapor.
Pero ambos, Jana y el que les habla, tenemos claro que una cosa es el avance tecnológico y los ajustes socio laborales que llevan consigo, y otra el espectáculo vomitivo de nuestros días, dónde los políticos europeos se preocupan más en mantener su statu quo que en el interés general de la ciudadanía, pretendiendo superar una crisis generada por ellos y el poder financiero a base de la rapiña burocrática a costa de la educación, la sanidad, los viejos y los dependientes, de ajustes a la baja en la cooperación al desarrollo, y de recortes de presupuesto a organizaciones con una finalidad social.
Mientras no terminen con este estado de cosas y hagan la limpieza en profundidad que los ciudadanos les estamos reclamando a gritos, acabando de una vez por todas con la corrupción, los paraísos fiscales, los privilegios legislativos, la falta de transparencia y de rendición de cuentas, la superestructura institucional superflua, las políticas económicas que no priman el esfuerzo emprendedor, los organismos de control que no hacen su trabajo y miran a otro lado según los dictados del gobernante de turno…, que no cuenten, ni con Jana, ni conmigo, ni con Edu, ni con el juez Berruguete, ni con Gloria, ni con Joe, y ni con ningún miembro de la plantilla del Digital Times.
Exacto, les decimos que tururú. Que se recorten las pestañas o la vergüenza si es que la tienen. Mientras ellos agonizan entre sus últimas mieles de poder, millones de jóvenes en el mundo ya están arrimando el hombro para construir una nueva sociedad democrática donde el Hombre será el valor fundamental.
Nada más. Jana y yo nos despedimos, con nostalgia y con un ejemplo de Dignidad.
¡Uy, que se me olvidaba! Gracias Alicia, por prestarme tu casa de Conde Duque y por los detalles del oficio periodístico aportados para construir el perfil de Jana.