domingo, 14 de julio de 2013

Justicia y periodismo. Los hunos y los hotros.



En estos duros momentos de tristeza y dolor en el alma, en el que sólo cabe asirse con firmeza a la tabla de salvación que nos impida perecer en el naufragio de tanta calamidad en nuestra querida España, los que tenéis la suerte de creer en la Providencia ya gozáis de la necesaria serenidad del espíritu; los que no experimentamos tal don, tendremos que conformarnos con intentar vivir con los valores simplemente humanos, que no es poco, que nuestros padres nos transmitieron. En el fondo, los unos y los otros nos aferramos a una misma cosa, a lo básico, a lo esencial, a lo que puede dar sentido a nuestra vida como seres humanos: la filantropía, la verdad, el perdón, la misericordia, la piedad…
Momentos como estos son buenos para hacer balance vital. ¡Pobre del que nunca lo haya hecho! Es la hora de tomar conciencia de nuestra pequeñez intrínseca, de nuestra naturaleza humana, de nuestras miserias e imperfecciones, de pedir Perdón, de elegir el camino correcto, el único camino posible para quien anhele vivir en auténtica libertad. Es el momento de mostrar sin ambages la Verdad, de reparar los daños si es posible, de limpiar el alma en profundidad, de dar una oportunidad a nuestros hijos. El momento de construir junto a ellos una sociedad cuya meta no sea la competición, el éxito, el poder y el dinero, sino el fomentar los valores humanos, la conversación pausada, el diálogo entre individuos y el vivir con dignidad.
Esto es algo que nunca entenderán ni los “hunos” ni los “hotros”, los amantes del espectáculo bochornoso y del circo mediático que se complacen en la humillación y en el insulto, los que buscan la compra de las voluntades de jueces y periodistas, los que abren la boca sólo para mentir o la cierran para corromper la verdad con el más ignominioso de los silencios, los que no dudan en lanzarse a degüello a por quienes antaño llamaban amigos, amenazando con vileza a sus familias al más puro estilo mafioso; los que se arrogan la condición de juez y se aseguran con precisión de matarife los chivos que han de sacrificarse y pagar por anticipado sus culpas, y, de paso, la de todos. Los “hunos” y los “hotros” que deberían mirarse en el espejo de sus propias miserias, responsables de la podredumbre moral colectiva y de la ruina y entontecimiento de España, ¿verdad don Miguel?
Lo siento, que el Dios en que muchos creéis, si es que existe, me perdone, por desearles en estos momentos a los hunos y los hotros, la mitad del dolor que siento. ¡Malditos sean!

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